viernes, 28 de diciembre de 2007

IDIOMA VERDE

Cuando fue la última vez que saliste de tu ciudad al campo o a la playa, además del transporte y la comida, que más tuviste que pagar, ¿ te costo la brisa del campo ? y por la arena que te rozo los pies, ¿pagaste?, ¿te costo la sombra de los árboles o el sonido de las olas?. ¿Te sentiste bien ?, mi última pregunta ¿tiene eso algún valor?, pues la tonelada de madera que dan los árboles se cotiza en varios miles de dolares y la arena empleada en la construcción igual, el sonido de las olas aun no lo se, pero el kilo de pescado que proviene de allá adentro tiene un costo, actualmente todo es valorable y eso esta bién.

Poder valorar la naturaleza y darle un precio, un precio que a la larga todos tenemos que pagar, por cada vaso de agua que tomaste, por cada encendida de tu auto por la mañana, los recursos como el agua, el agua que antes resultaba fuente inagotable y el dióxido de carbono que se creía normal en el ambiente, ahora cuanto dinero vale tanto lo primero, como deshacernos de lo segundo.

Cuando decidamos ponernos de acuerdo y la matemática nos brinde un modelo para el calentamiento global y el ciclo del agua, la hidrología nos muestre cuan vacías estás las napas freáticas (enormes lagunas subterráneas que abastecen los cultivos agrícolas en algunos lugares) y cuencas muertas, la biología nos ilustre de cuan desgastada esta la biodiversidad y la medicina declare cuan propensos estamos a los organismos que modificamos genéticamente, estoy casi segura que la economía saldrá al frente orgullosa y dirá que para entendernos todos debemos hablar el mismo idioma, y no sera el idioma verde sera el idioma del cuanto cuesta ...pero entonces la naturaleza muy calmada responderá: Es muy tarde, no podrás pagarlo.

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